Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
— Madre, tengo miedo
del aire.
Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
Madre, quiero una
que hable.
Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.
— Madre, quiero un oso
que baile.
Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
— Madre, se me hielan
las carnes.
Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
— Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!
¡Uuuuuuuh…! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
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