Como hilo ensartado en ricas turquesas
los ojos se nos fueron anegando
con la fuerza de lo desconocido,
logrando así que lo visto y soñado
por mis Nietas- Primas, las Diosas
nos fuese penetrando las esquinas
donde las miradas se hacen posible
ensañándonos el misterio de la Flor
el perfil de las criaturas,
lo creado en ellas y de ellas
mucho antes que sus principios
ahuecaran la huella de la imperturbable
de la cual el nacer fabrica toda especie
en el paridor vientre de Esa,
que nadie sabe ni sabría comprender del todo.
De esta manera fue como la madre
de mis Hermanos y Parientes
los que visten plumaje blanco,
los preciosos mensajeros carne de jade,
nos hizo acreedores de tu firma,
de tus cantos,
regando nuestro entendimiento de cristales
para que pudiésemos habitar
la zona del destello,
el recinto del auto sacrificio,
la puerta que nos permite caminar
el misterioso corazón de lo perfecto,
traspasando el noveno dintel de la casa
de los que alientan y viven
en el poderoso círculo del Jaguar.
Así atravesamos la médula de tu hambre,
la fuerza temible,
que como un beso,
reside en las orillas de tu sexo,
hasta tocar el fuego sostenido
de tu pelvis,
el erótico brasero de tus coyunturas,
la hipnótica cadencia de tu danza,
haciendo de nuestras lenguas,
de nuestro canto,
sementera de piedras divinas,
sitio sagrado donde beber
la extraordinaria vibración de tu existir,
el gozo de tus pies,
la presencia de tus risas.
Porque como Mixcoatl: La Señora- Culebra de las Nubes,
Dentro de ti se encuentra el exacto lugar
Donde los Dioses se conjugan
Y se alimentan de entre sí.