Cuando me saquen del pozo
no me invoques, amor mío,
que mis dos pechos serán
blancas rodajas del frío.
Cuando del pozo me saquen
con coronas de rocío
mal puesta tendré la boca
para tu beso, amor mío.
Que mi vuelo de ventisca
desde mi cuello partido
me ha de robar del balcón
dándome el pozo por nido.
Así no me hables terrible,
ojo arisco, labio arisco:
cuando me llames al lecho,
mi lecho el pozo, amor mío.
Añadir un comentario