Un muro, un muro…
Un muro, un muro
Si existiera la noche
Si, gimiendo la puerta, amaneciera,
Rotas cadenas,
Vigas quebradas sólo por palabras,
Un muro.
El crepúsculo borra la distancia
Pero es cristal o nube
Agazapada fiera sin mirada
Y un muro.
Atravesar el fuego que devora,
Penetrar en los círculos mágicos
Donde la sombra permanece
Y gime
Doliendo como ceniza agonizante
Y llegar hasta el fondo
Donde la piedra es piedra
Donde los ojos dibujan sin saberlo
Cuerpos, cuerpos, cuerpos.
Y un muro.
* * *
La oscuridad pone agua en las sombras…
La oscuridad pone agua en las sombras,
Frágil cabellera de volcán
Que atravesar no puede la mirada
Mientras, mudas,
Las piedras o las olas amanecen.
Sin desierto y sin copa,
Sin los pliegues del peplo y sin rosas,
Túmulos de deseos y luna,
La permanencia escribe sus memorias.
Inútil afán de ser palabra,
De ser caricia o mar,
Cuando viene la tarde.
Tu cuerpo en primavera herido.
* * *
En los atardeceres…
En los atardeceres
Cuando los soles sin piedad se desvanecen,
Cuando la brisa se instala en el recuerdo
Y los espejos saben que su hora ha llegado,
Dibujo con mis manos tu mirada.
Nunca tus ojos me amaron como el aire,
Nunca tus labios.
Tu piel como praderas
Donde azules los ríos se contemplan,
Nunca tu cuerpo todo.
En los atardeceres
Tu mirada es un cazador solitario.
* * *
No existe el mar esta mañana…
No existe el mar esta mañana
Porque todo comienza.
No existe el mar
Ni tiene límites mi cuerpo
Ni conozco la música,
Sangre sin sonido,
Súplicas vertidas en mi copa,
Dolor con alas,
Tímida apariencia de verdad
Y el viento,
Esta mañana.
Húmedo silencio de lejanía y nada
Como la brisa que respira el alba,
Tañido incierto,
Camino sin frontera en la mirada
No mar
No mañana.
Eterna voluntad. Desnuda el agua.