De este talado tránsito del que nunca podrás vol-
ver sobre tus huellas, lo verdadramente útil es el
tiempo. Tal vez nunca ha tenido buena prensa por
aquello de desgastar la piel y restar a los cuerpos el
sabor de las frutas, la miel y la armonía. Tal vez sea
posible que con las prisas llenándonos de acíbar, ol-
vidamos invitarle a café y darle ánimos porque es de
uso común y no cotiza en bolsa.
Si lo aceptas, y le hablas de ti, porque es tu sed su sed
y escribís juntos ese diario íntimo que no es cadena sino
ruta de la memoria adentro y no le humillas, ni le
deshabitas, pagará con largueza cuanto ansíes.
Yo ya le abrí la puerta de mi casa y le ofrecí la mece-
dora de mi madre.
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