No es que haya nacido en otra parte.
Mucho menos, que me preocupe el tiempo
en su belleza de abstracta redondez lunática.
Es que los minutos me muerden los talones
hormigas enfurecidas urgiéndome a hacer
a no detenerme en función de los finales.
Es muy cierto
la prisa es un agujero en la calma del insomne
una muralla en la planicie de los sueños
un abrevadero de ilusiones que a menudo fallan
No es que me avasalle el miedo a la tardanza
pero la magia se me acaba
he perdido las fórmulas los jeroglíficos las pócimas
la clave de los secretos que guardaba
las cosas que el sabio Fritz confió a mis huesos
Lo confieso
cada vez soy menos yo
y más lo que he vivido.
Por eso es que me apuro
para no llegarle tarde
a la que realmente he sido
cuando todo se acabe.