-Es un río interminable el silencio…
Es un río interminable el silencio
En cuyas aguas sólo la vida,
Sólo los minutos cada día aprendidos
Traducen el destino y lo anuncian
Más allá de la muerte.
También es río el camino del mar
Como la sangre o las palabras.
Pero sólo el silencio es la suma
De todo cuanto el tiempo ofreció
Y negó el tiempo.
* * *
-Se conoce el silencio…
Se conoce el silencio
Por su presencia opaca
Por su llenarlo todo con ausencia,
Con números escritos en una servilleta
Robada en un café.
Con nombres, con heridas.
Pero no basta conocerlo.
No basta hundir la frente en su cintura
Ni besar suavemente sus pupilas
Ni sus rendidos labios.
Vencedor de las sombras el silencio es la vida
Y habrá que construirlo con sangre y con derrotas,
Cuerpo a cuerpo,
Hasta encontrar la puerta del laberinto.
* * *
-Si salgo de la noche del deseo…
Si salgo de la noche del deseo
Nada encuentro
Salvo el paso del desierto cotidiano,
La tierra estéril, la palabra sin voz.
Si llamo a la puerta de la noche
Y no contesta nadie,
Ni el deseo,
Ni la ignorancia eterna de la muerte,
Ni los besos que di y me devolvieron
Junto al vino y los panes prohibidos,
Nunca sabré quien soy,
Nunca sabré el silencio.
Vivir en el silencio de las palabras,
Tratar de construir,
Organizar el caos de la aurora,
Y describir la lentitud del tedio.
Silencio de enredaderas o de manos
Que imaginar un día
Cuando la bruma invie a los deseos
Y la música vuelva.
* * *
-Todos los cuerpos no son tu cuerpo…
Todos los cuerpos no son tu cuerpo
aunque sean hermosos
aunque lleven la luz y el mar en su cintura
y en su sexo escondido lleven tantos deseos.
Pero no son tu cuerpo.
Estas tardes sin límite
sin el frescor alado del invierno
pensar tu cuerpo adormece las horas
y acompaña el silencio del tiempo como fiebre.
Los cuerpos incendiados
que llevan tras de sí pendientes tantos ojos
nunca serán
y antes nunca han sido.