He visto al victimario de mis ansias.
Aullaba en su boca la ignorancia.
Envenenadas puntas que taladran,
las voces ancestrales cómo ladran.
Quizás si lo que llevo aquí en la frente,
que yo creo una selva, es una grieta,
y seré como el triste del poeta
que se murió de sed junto a la fuente.
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