De la Merced, Señores, despedido,
Pues lo ha querido así la suerte mía,
De mis deudos iré a la Compañía,
No poco de mis deudas oprimido.
Si haber sido del Carmen culpa ha sido,
Sobra el que se me dio hábito un día:
Huélgome que es templada Andalucía,
Ya que vuelvo descalzo al patrio nido.
Mínimo, pues, si capellán indino
Del mayor Rey, Monarca al fin de cuanto
Pisa el sol, lamen ambos oceanos,
La fuerza obedeciendo del destino,
El cuadragesimal voto en tus manos,
Desengaño haré, corrector santo.
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