En nada hay más mentira que en los aniversarios,
que en creer que Dios o el tiempo
para el vivir trabajan
y que en las calles aún quedan
minutos para todos.
Sólo la derrota puede llegar a tener forma de plaza,
y quizá por eso no hago más que pedir prestado
el miedoso yeso de unos ojos
para romperlo mientras finjo
grabar versos ahogados
en el escondido corazón de las pizarras.
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