Germina un beso puro en nuestro pecho,
un beso que es un poco pan de tierra,
un poco arena y vuelo.
El beso es una ráfaga, un sereno
fulgor que se arremansa en la morada,
un masculino aliento.
La única perla que en mi alforja llevo,
la única luz que arrebaté a mi sombra,
su único alumbramiento.
Es una oscura exhalación, deseo,
un aire tibio que la sangre orea,
un luminoso fuego.
Es un activo manantial, un suelto
clavel sonoro entre los labios, agua
de cántaro opulento.
Es una alondra enloquecida, en celo,
delirante y nupcial entre las nubes,
levísimo gorjeo.
Mujer: hoy dejo este profundo beso,
que ensancha la creación, entre tus faldas,
temblor del firmamento.
Por él su peso alivian mis maderos,
por él subo a los árboles, te busco,
por él te pertenezco.
Por él la ruta es breve, por él peso
el péndulo de sol que te corona,
pulso un afán de sueño.
Por él nacerá el hijo, por él veo
que habrán de prolongarse mis raíces,
mis primarios silencios.
Por él mi propia rectitud defiendo,
por él mi descendencia irá sembrando
sus verdes alimentos.
Por él bajo a la tierra y la poseo,
por él barajo el alma, un poco arena,
un poco arena y vuelo!