Debajo de los parkings hay mundos subterráneos
que muy pocos conocen. Los habita una raza
de príncipes y reyes, de bardos y de brujos.
¡Subsuelo de las calles de Velázquez y Goya!
¡Océanos secretos de aguas centelleantes
bajo Lista y Serrano, Jorge Juan y Hermosilla!
¡Cúpulas, altas torres de ciudades de plata!
¡Palacios encantados, templos de mármol negro
debajo de la calle Don Ramón de la Cruz!
¡Odaliscas ocultas bajo las tuberías
del gas, en el asiento de la calle de Ayala!
Conozco a una doncella de ese mundo perdido
que me envía señales de humo por teléfono.
No consigue olvidar la ciencia de mis manos.
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