En las márgenes plácidas y quietas
Del río en cuyos bordes me recreo,
El agua entre las piedras del paseo
Va formando remansos y facetas.
Rompiéndose en puñados de saetas
Del horizonte alcanza el aleteo
Con el último y trémulo gorjeo
Que se oye del caudal entre las grietas.
En los rumores que en el curso deja
Produce el lecho un musical acento
Y el cauce hace de tul una madeja.
Sentado en la esmeralda de una peña
Yo me mojo los pies y, oído atento,
Sigo y repito la canción risueña.
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