Triste Khayyám, tu cuerpo es una tienda,
y el alma que la habita es su Sultán;
su horizonte, desierto y más desierto;
la Nada, su final.
Cuando el Sultán la tienda ha abandonado
sepultureros a destruirla van,
y a alzarla en otra etapa del viaje
que no acaba jamás.
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