Entre la noche y el día
¡qué misterio, carajo, qué misterio!
Urna cerrada de la luz, ábreme las compuertas.
Vengo del huracán,
hollado por los escombros:
partes de coche, conservas, esqueletos tranquilos, ramas,
callejones oscuros para que dos se presenten al espacio,
costales de pan, perplejidades.
Ya no tengo nombre, ni nadie que lo use.
Hoy amanecí plantado en el misterio.
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