Un mundo empieza a retornar
por la reja abierta.
Aplazados sonidos, yunques
de platero por el claro
callejón de luna.
Aún imperfectos, la noche
de vosotros se llena,
haciéndose más honda.
Poco a poco, el tableteo
de un lejano simón
va alcanzando notas.
Cuando se han perdido
los pasos del caballo,
suena la tapa del piano,
cerrando un empedrado
que alguien riega.
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