La realidad. El tiempo. Ves tu mano
sobre una taza. El humo difumina
las cosas. Tu cigarro. Aquí termina
tu verdad, cuanto tocas. Sabes vano
el amor, puro viento de verano
que el otoño deshace e ilumina
con dejadez. La sombra que declina
envuelve los objetos, como un vano
rescoldo de luz pura. Vuela intacto
a la viscosa oscuridad de donde
surgió. La paz, de nuevo. Sosegada
notas el alma en ti. Borroso, el tacto
desdibuja tu cuerpo y te lo esconde
bajo otro cielo gris. No sientes nada.
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