Nadie representaría este sol sábado tarde
como un tigre con la boca llena de fuego,
ni como una bombilla grande, ni siquiera
los párvulos de la escuela, tan pequeños.
Este sábado el sol es una bolsa, por la tarde,
con muchas campanillas y caramelos dentro;
sus rayos bisbisean en el cielo, al girar,
corno los radios de una bicicleta nueva.
Y las chimeneas de las fábricas duermen,
la gente charla de fútbol, la ropa blanca
flota en los tendederos de las ventanas;
(Y Ainhoa se pasea por estas dulces calles
con un vestido de vainilla y fresa.)
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