A la muerte de Luis Palés Matos
En pedestal de ola
el mar levanta el canto:
… … «¿hacia dónde
tú, si no hay…
… espacio donde puedas contenerte?»
Incansable viajero sin navío
rumbo de ala tendida hacia un país
de imaginaria geografía
donde tan quieto estás… …
———
¿Oyes tu canto bajo la noche sola de los trópicos
desde un sinfín de estrellas y de islas
y playas inasibles de silencio
en la infinita orilla transitando
eco de oleajes de astros de palabras…
¿Dónde toca tu voz?
¿Dónde tu mano alcanzará su tiempo?
Tu mano alucinante de poesía
tu solo tiempo logrado al fin
en el hallazgo de tu rama y de tu puerta.
¡Es el mar —Palés—que te abre
sus brazos constelados!
Cruzado de silencio el roto puente
del amor al Amor
en música de lágrimas tendido.
Del amor al Amor penar penando
como se pena el sueño y el olvido.
¡Salvado estás de aquel atroz calmazo!
De sal y sed tu corazón transido… …
¡Qué catedral de jazmines incensiada
de tu pasión atroz oficia el salmo!
Tremenda humanidad de corza herida.
Tallo de luz—diamante esfuminado.
Columbrada azucena de poesía
en palabra y oleaje tranformando
la voz del mar que en mar de voz
te canta un cielo abierto
en claridad del alba estremecido.
Recuerdo… eternidad…
Voz y silencio.
En la hora de la isla
y la palabra
«que es como un despedirse
y una ausencia…»
miras un niño
y tu mirar se vuelve
Dios y llanto
brisa de nieve y nube en lejanía
remanso de huracán
—ola vencida—
tumbo en la orilla de la más sola soledad
sin canto:
…«tiran de ti con tenue hilo de estrella»
Te llaman y te vas
—ala rendida—
y el amor y el Amor
se van contigo…
Salvado estés —Palés
que el mar te canta su infatigable ola
de poesía.