Has estado cayendo
todo el día
como un distante filo
hacia mi rostro
hablando tu vivir
con mi memoria;
no quiero ser
testigo a tu presencia
logro ausentarme a ratos
de tu asedio
de tu constante diálogo
a mi frente,
que como tú, se me hace imprescindible
pone fiesta a mi piel
cuelga piñatas
al corazón
y tira sin piedad
de mis sonrisas
hasta ponerlas
del color del aire:
allí vuelas cometas,
coroneles de luz
como tus ojos
que se repiten
en sin final imagen
de reflejos;
sólo entonces
la niña que soy
bate las palmas
mueve los invisibles hilos,
te convoca,
maniobra tu presencia
en el espacio,
que ya es varilla
en un papel de china
en perfecto equilibrio
con mi atmósfera
y la mujer en mí
casi contempla
en silenciosa soledad
los giros
de tu ausencia
cercando mi cabeza,
el voraz contrapunto
de ese juego
donde la sombra de tu amor
me roza.
Has estado cayendo de Alina Galliano
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