Hay que llevar los vicios como un manto real, sin prisa.
Como una aureola que se ignora, que se aparenta no percibir.
No tiene sino los seres viciosos cuyo contorno no se esfuma en el barro hialino de la atmósfera.
La belleza es un maravilloso vicio de la forma.
Y luego ¿qué? Uno ha desagradado se desagrada. Se desagradará.
Mi púrpura real está manchada; como los tigres, animales con piel y con plumas.
Convicción de no decaer, excepto, ay, físicamente. Uno puede matar si no es a sueldo. Mi ambición es de este mundo
pero no del vuestro.
Las trampas que tiende esta época son doblemente infames. No es todo el no brillar: «con nosotros o contra nosotros».
Habría que tener mil vidas por día e inmolarlas diariamente.
Precisamente ese pliegue de nuestra historia me desagrada soberanamente. Digo nuestra para hacerme comprender,
no para confundirme (para participar allí).
Geo Ostensoir, llamado Royal Splendor.
Uno da todo para no tener nada. Siempre para comenzar de nuevo. Es el costo de la vida maravillosa.
La muerte es el término espantoso del sol. El contrato que debe terminar. Costumbres de propietario.
Vuelve a mí fantasma de mis noches. Vuelve a verme para que yo me encuentre.