Hoy vuelves como siempre, primavera,
cuando a tu luz ya había renunciado
y el corazón está desconcertado
por este gozo nuevo que le altera.
Casi siente que le redimas… ¡Era
tan bello su rincón iluminado
en que, triste, se había refugiado
para vivir tan sólo con su hoguera!
Mas sí, rebosaré por tu sendero,
que, aunque tú vuelvas siempre, me iré un día
y sin mí brotarán igual las flores.
Pero el gozo de estar lleno y entero
al subirme a la boca se me enfría…
¡estar en primavera y sin amores!
Añadir un comentario