No es el verdugo quien dicta ni atiende
los asuntos mundanos. Sólo hace su trabajo.
También el asesino que asesina,
la víctima que muere, los testigos
que atestiguan que sí, que no o quién sabe,
todos ellos, la gente que pasaba,
la prensa que pensaba, hacían su trabajo.
Mas no temáis. Ni ellos ni yo ni nadie
debemos responder ante la historia.
Si acaso el rey o dios, que son irresponsables,
paradigmas verbales del odio y de la gloria.
Añadir un comentario