¡Frío, frío, frío!
Pieles, nostalgias y dolores mudos.
Flotan sobre el esplín de la campaña
una jaqueca sudorosa y fría,
y las ranas celebran en la umbría
una función de ventriloquía extraña.
La Neurastenia gris de la montaña
piensa, por singular telepatía,
con la adusta y claustral monomanía
del convento senil de la Bretaña.
Resolviendo una suma de ilusiones,
como un Jordán de cándidos vellones
La majada eucarística se integra;
y a lo lejos el cuervo pensativo
sueña acaso en un Cosmos abstractivo
como una luna pavorosa y negra.
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