Es una virgen. Su mirar de cielo
brilla en la noche como brilla el día;
al venturoso aumenta su alegría,
al desgraciado sirve de consuelo.
Va con el mártir a remoto suelo,
visita al preso en la mansión umbría,
acompaña al guerrero en lid bravía
y al náufrago infeliz tiende su vuelo.
A esa virgen que alumbra al desvalido,
con esa luz que hasta el sepulcro alcanza,
a esa virgen un tiempo amé rendido;
y aunque soñé con ella venturanza,
soy desgraciado, porque la he perdido.
¿Sabéis cómo se llama?… La Esperanza.
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