Junto a la ventana está tu rostro,
la tierra firme de tus ojos.
Me acerco y toco tu mano, tus rodillas,
paso mi mano por tu pelo.
Yo te conozco. Me pasaré la vida tentando el fondo
hasta que suba una imagen que se te parezca.
No duermo: acecho.
Cerco con flores y con dientes a un hombre.
¿De Dónde me llegó esta enorme sed?
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