Amor que sólo vive en este mundo,
fulgor de pensamiento no refleja,
y como el fuego a medias extinguido
ya no enviará calor hasta las venas.
Mas el amor que vive idea y alma
y alcanza la recóndita belleza,
ese no ve en los años, ni en los meses
ni en los días y noches una tregua:
No ha de saber qué sean, ni el reposo,
ni la serenidad, ni la fe buena,
ni ha de nutrir la carne, ni habrá nunca
noche en que el sueño a las pupilas vuelva.
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