Si por instruírme de amorosa llama
y confiar en la rosa y su armonía
me agrede la impiedad de noche y día
y el dolor me cirdunda y me reclama.
Si por amar la tierra donde se ama
y no empuñar el odio todavía
tengo a la soledad por compañía
y en mi la sed se anuncia y se proclama.
Si por toda esa lumbre tempestuosa
que me llena, me agobia y me reviste
de esta verdad ardiente y dolorosa,
He de habitar el clima que me embiste,
todo esta bien. La niebla que me acosa
hace vivir el canto que en mi existe.
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