¡Remansos del crepúsculo! Lejanos
amores de una copla campesina…
De los cielos desciende una divina
paz, sobre el sueño de los verdes llanos.
Vuelven a perfumar los sueños vanos,
y yo no sé qué angustia nos domina,
que se cierran los ojos, y se inclina
la frente, pensativa, entre las manos.
Por el azul magnífico del cielo,
sobre la frente que el dolor abrasa
y en las manos se apoya dolorida,
tiembla la sombra rápida de un vuelo…
-¡Esa sombra, mortal, que rauda pasa,
es la fugaz imagen de tu vida!
Añadir un comentario