Entre el rumor de las campanas,
bella gitana, amante y mía,
nos amamos perdidamente
y nadie, nadie, nos veía.
Olvidamos que las campanas,
asomadas al campanario,
nos vieron, ay, y noche y día
se lo cuentan al vecindario.
Mañana Pedro y Catalina,
el panadero y su mujer,
Juan y María Golondrina,
mi amiga Luz, mi prima Ester,
sonreirán, de cierta manera…
Yo no sabré dónde meterme…
Tú estarás lejos… Lloraré…
Y hasta es posible que me muera…
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