Oigo crecer mis uñas.
Pienso en unos amigos
fuertes como bisontes
luchando contra el tiempo.
Voy traduciendo el poema
de una lengua ignorada.
En lo alto de mi ser
una voz quiere hablar.
Que los muchos presentes
del cielo y de la tierra,
juntos en esta página,
entreguen sus secretos.
Si tuviera el saber
del bello analfabeto,
viviría en colores
en una región negra.
¿Qué dios corta su barba
para más parecérsete,
oh rostro mío, liso
como la piel del mar?
Yo nunca digo nada
sin escuchar mi cuerpo.
El canta como rosas
en el verano ardiente.
De mi piel los amigos
no necesitan labios.
Son músicos igual
que el sol y que la luna.
Versión de Enrique Moreno Castillo
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