Tu padre se está metiendo coca, tu madre
no te deja estar, y ahora que por fin habías decidido
desechar otros vicios que no fueran
el condenado tabaco y el café.
Llegas a casa, enciendes la T.V.
Trasplantes de hígado, qué comemos,
tensión en Pakistán.
Las enfermedades del recto.
Que lo hagas con control.
Se te ha muerto un amigo de la infancia
de algo que ni siquiera sabes pronunciar.
Se te ha averiado el coche
en pleno atasco. La semana pasada se llevaron
el teléfono, la que viene te van a cortar
la luz.
No puedes pagar el alquiler, trabajas
para un imbécil, y tu mujer te dice que quizá
ya vaya siendo hora de tener un hijo.
Tal vez dos.
Pero ya lo sabes, viejo, que te quiero.
Son cinco duros.
Llámame.
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