Como halcones que escapan de sus antros natales,
fatigados de empresas altivas y mezquinas,
partieron desde Palos las gentes colombinas
embriagadas de sueños épicos y brutales.
Iban a conquistar los preciosos metales
que el remoto Cipango maduraba en sus minas,
mas llevaban sus velas las ráfagas marinas
hacia los misteriosos mundos occidentales.
Cada tarde, esperando futuros heroísmos,
fosforecentes mares del Trópico, abrasados,
encantaban sus sueños con claros espejismos.
O, absortos en la proa de las embarcaciones,
miraban ascender a cielos ignorados
del fondo del océano nuevas constelaciones.
Versión de Andrés Holguín
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