Dos gotas de cristal que rebotaran,
y al rebotar sonaran
con timbre desigual: tín… tán… tín… tán.
Así suenan los cuartos de las horas
del reloj parroquial.
La noche es una lámina astronómica
de mármol, donde van
rebotando los cuartos de las horas:
tín… tán…
tín… tán…
Pienso en la ausencia de la vieja casa;
el amplio comedor dado de cal;
la cantera porosa en que se filtran
alternas gotas que también dirán
al caer sobre el agua de la cántara:
tín… tán…
tín… tán…
Los sueños andan por la cabecera;
la alcoba memora la vieja y casera
canción primordial:
Señora Santa Ana, ¿por qué llora el niño?…
que es como un perfume en la oscuridad.
Voces de la noche que son el cuadrante
que el tiempo avalora:
Con seguridad;
una hora antes del amanecer,
el grillo se calla;
y en integridad,
el reloj caduco y comanditario
antes del signo XII
cuatro cuartos da
que de a dos en fondo,
prolongan la hora:
Tín, tán.
Tín, tán.
Tín, tán.
Tín, tán.