Tus pasos,
por el silencio creados,
avanzan santa, lentamente,
hacia el lecho de mi impaciente vigilar,
fríos, callados.
Queridos,
adorados pasos mudos,
que sin oír mis ansias adivinan,
¡Qué regalos celestes se encaminan
hacia mi lecho
en unos pies desnudos.
Si, para mi sueño obseso,
tu bocas haces avanzar
yo preparo el paladar
al alimento de un beso.
No lo apresures,
ten calma,
dulzura de ser no siendo,
que de esperar voy viviendo
y son tus pasos
mi alma.
Versión de Charles Dampierre
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