Siempre hay algunos que se van; pero tú te quedas. El peligro es enorme, la inseguridad es profunda, el miedo es inevitable;
pero tú te quedas. Hay días en que tienes que caminar por las calles desiertas, como un fantasma del país que fue;
pero miras el cielo transparente y magnifico, y te detienes en una esquina, y te dices: ¿Quién va a admirar este cielo perfecto
si yo me voy?
Siempre hay algunos que no resisten más; pero tú resistes. El sonido de los bombardeos te despierta sobresaltado en las madrugadas; pero tú resistes. Tus padres, tu esposa y tus hijos lloran, quizás, agobiados de angustia; pero tú sabes
que siempre existen los que se van y los que se quedan, y tú no puedes dejar de estar entre los que se quedan.
Es ante ti que yo me detengo, e inclino la cabeza. ¡Es a ti a quien yo saludo, con el orgullo convertido en lágrimas¡
¡Tú eres el único héroe a quien yo reconozco en estos días de prueba!