Por encima de todo, simple y fuerte,
tu vocación para la desventura.
La esperanza y la celda de amargura
y tu sueño incapaz de contenerte.
Ciega sin lumbre miras, de tal suerte
que coronas de espinas tu cintura,
y tu amorosa enfermedad madura
por encima del sueño y de la muerte.
Desventurada y sola; abandonada
como las conchas de una playa triste.
Ruinas en soledad, despojo, sombras.
Por encima de todo, tu mirada
te devuelve una imagen que no existe.
Y llamas con dolor, y a nadie nombras.
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