¡Qué blandos ojos
sobre tu falda!
No sé. Pero tenías
de todas partes, largas
mujeres, negras aguas.
Quise decirte: hermana.
Para incestar contigo
rosas y lágrimas.
Duele bastante, es cierto,
todo lo que se alcanza.
Es cierto, duele
no tener nada.
¡Qué linda estás, tristeza:
cuando así callas!
¡Sácale con un beso
todas las lágrimas!
¡Que el tiempo, ah,
te hiciera estatua!
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