Ojos de mar y senos como olas;
largos muslos de río, y cabellera
fluvial bajo la espalda, ella era
toda de agua y líquidas corolas.
buena para la sed; y verdes colas
de sirena cruzábanle la esfera
de la pupila; el sueño se volviera
delfín para gozar su amor a solas.
Sexo y canción, yo estuve de rodillas,
doblado, como un junco, aún me veo
sobre sus transparentes maravillas.
El agua se entreabrió y un aleteo
de cristales cruzó por sus orillas
y allí cayeron cántico y deseo.
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