No existe olvido si hay memoria.
No existe pasado si eres mi presente.
El tiempo emerge del pecho
Y allí nos ahogamos en su sueño.
Vivimos para descorrer las flechas
De la vida, no para hundirnos
En las aguas de su bruma.
Vivimos, sí, como pájaros cautivos.
Vivimos, siempre, esperando
Una caricia y una ola de alegría.
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