Nevada de los cielos, pareciste
la luna trastornada en primavera.
Vi una vez, no sé dónde, una pradera
así, blanca cual tú te apareciste.
En un sueño más sueño aún, volviste
de nuevo a mí como la mensajera
del último blancor que el alma espera…
Me desperté dos veces, triste y triste.
No sé si desvelada va o dormida
mi esperanza contigo. Sobrepasa
unas veces, con luz, tu mismo albor,
cuando estoy más despierto que en la vida…
Ya veces es como que me traspasa
la negra sombra de un almendro en flor…
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