Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo
reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para de-
cir tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Pa-
ra que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad
de asombro y abrir al hombre a una memoria compartida.
Para que las palabras que evitan desangrarse pierdan esa
solemnidad de pompas de jabón. Para que este dolor de
piedra y ala que se alza desde el pecho hasta la luna
encuentre la cicatriz precisa. Para que este miedo con
percusión oscura de campanas se seque al sol. Para que
esto y aquello no se nos vuelva añicos, debemos usar
algo la locura.
Detesto a las abejas desde niña porque jamás poseerán
los mares.
Añadir un comentario