Pienso en la santidad de los lugares
que nos han recibido y que dejamos
quién sabe a qué parejas o a cuáles solitarios
tan distantes de nosotros como astros
y que sin saberlo continuarán los gestos
que entre las cosas quedaron inconclusos
, y pienso en las costumbres de las cosas, criaturas
de este mundo pequeño, interminable,
que no acabamos nunca de palpar, a tientas
bajo el sol deslumbrante o la callada luna,
desconocidas lámparas de lo desconocido
con nuestras huellas dactilares: jarras,
libros, esquinas, nubarrones, árboles,
el mar, el sillón, el espejo, la noche,
todo lo que llamamos la vida sin saber
qué significa siquiera la palabra
que no es una palabra sino música
oída sólo en sueños, o un instante
de ese llamado amor que nos sorprende y cae,
roto en risa entre las piedras.
Pienso en la santidad de los lugares de Cintio Vitier
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