¡Con qué tenacidad
insiste la columna!
Serpiente o mármol o marfil
en el silencio ovalado de la plaza
impone su ascensión: oro o musgo que crece,
sal y rumor de luces submarinas.
Medallones del sol, a plomo sobre el aire,
se fijan en el muro y su estertor calcáreo:
arden, mueren, desmienten
una verticalidad hecha de sombra.
Veo
con otros ojos, no los míos, esta plaza
soñada en otros tiempos, hoy vivida,
con un susurro de algas al oído
viniendo de muy lejos.
Atención:
bajo el viento de marzo la plaza en trance vibra
como un tambor de piedra.
Mar o libro de horas,
se trata de ordenar estos datos dispersos.
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