Pues si ahora te dejara mi cansancio,
como el pájaro deja su vuelo a la corriente
del aire, ¿a cuántas, dime,
tendría que negar;
y en cuántas lenguas, dime, andaría a empujones; ardería
saliente en cuántas cepas, condenado por tantas
que lamieron tus culpas sin saber cosa alguna de lo que yo
expiaba?
¿Y cuántas brasas, dime, habré de desandar
para decir adiós sin menoscabo,
al nombre en que he venido
a ser entre los hombres?
Fuera de ti la tierra también bebe.
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