Lo sigo,
lo precedo en la voz
porque tengo,
como el humo en despoblado,
vocación de acuarela.
Cuénteme
cómo son ahí las cosas de consumo:
libros,
rosas,
tintineos de golondrina.
Aparte de todo eso
le pregunto
por los mangos geológicos
bordeándolo de pulpa,
y por un río nuevo,
sin mirarlo,
con pueblos de sonido
y longitud de Arcángel.
Dígame algo también sobre el pequeño litoral
donde recientemente el día,
como un celeste animal bifronte,
acampó en dos acuarios
y se llenó de peces.
O si lo recibieron unánimes los árboles
como cuando eligieron a la primera alondra del año
y el día de florecer.
Resúmame ahora que tiemblo
benignamente
detrás de una golondrina,
ahora que me proponen públicamente
para desnudo de mariposa
y estoy como las rosas
desordenando el aire.