Revisten y desvisten colgantes edificios
Circunvalados por los coches ninfómanos:
A remojo los duermen temporadas largas.
Cuando se descapotan, niñas de los ojos,
Son fachadas de talco, similar a bebés,
Espacios de fluida intermediación.
Ponen a los edificios batas grises,
Los guardapolvos largos del convento menor.
Cirujanos de canes de las películas mudas.
Así están los palacios de la urbe, tocados,
Mientras ándanles dentro tanto por lo bajini,
Cabe altillos, y quizá por alféizares,
Izando la ilusión de la transparencia.
Debe ser signo externo de más prosperidad,
Cual sucede en familia que subida es a más:
Sillones opta Luises y consolas de sándalo
Y cúbrelos de sábanas, en situación de duelo.
Fábricas fantasiosas, cosos monumentales
Dibújanse en el rostro la fachada intestina:
Kitch terrífico así que amilana los nervios
Del desmonte, avenida lo que haya lugar.
Desde el lluvioso taxi, ciclópea estotra lona
Más ática y famosa, plectro ya de las musas,
Muestra balcones pintos, chafarrinón miniado,
Tílburis del paseo, risas en flor de lis.
Y hasta tú, Beldenoche, en malla de platino,
Que fumarolo dando vueltas a la redonda
Óntica plaza ilíra, copar quieres el carro
Entrado en mar de agua de Cibeles insulsa.
¡Oh teoría del caos, otra de muchas formas,
Eufónica mímesis, de la diversidad!