El dejar de ser brusco bruscamente:
la muerte.
o el paulatino: tiempo embalsamado.
Dos lagos que ya apenas filtran nada,
ni dejan en los dedos mas que cieno.
Esos dos silenciosos martilleos,
canjeables son, y dueños,
de idéntico esplendor:
el volandero, casual y elegante
que tendrá siempre, siempre, la ceniza.
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