Vi una canción pintada de limón amarillo
que caía sin ruido de mi frente vencida,
y luego sus gemelas una a una.
Este año los árboles se desnudaron tan temprano.
Ya será el ruido cuando las pisemos;
ya será de papel su carne de palabras,
exánimes sus rostros en la fotografía,
ciudad amalecita que el furor salomónico ha de poblar
de bronces,
ya no serán si van a ser de todos.
Fueron sueño sin tregua, delirio sin cuartel,
amor a muerte fueron y perdí.
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