¿Qué podrá evocar el Nómada que no sea desnudez y no esté a
la intemperie? La fuerza que ha abrazado es tener siempre sus casas
recorridas por el viento, su lecho siempre en alta mar, su corazón dis-
tante siempre entre lluvias y neblinas. Y sin partidas, en una sucesión
interminable de llegadas, pues ha visto en el río de los días que ningu-
na jornada pudo ser la primera, y sabe que no existe para él reposo,
que todo descanso apoya sobre alguna raíz su peso. Nacido en los ca-
minos, su destello es saber que todos han venido sin saberlo de otro
sitio, que donde ponen su origen es allá donde empieza su ignorancia,
que se hermanan de otro modo que el que creen. Su tiniebla, el terror
que no sembrar por fin en la tierra sus huesos.
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